viernes, 5 de diciembre de 2008

Hemorragia de Luz

:::AMANECERES:::




[No somos más que una luz que revienta, un tejido que se apaga]
Jaime Reyes

Para el Pan y los amaneceres


Abigail Rodríguez Contreras




Hemorragia de Luz

Danzando poseído por los graves,
de los sonidos repetidos y bifurcados
se prendieron tus pasos al suelo

De la imagen clara de una música que viaja
en refracción, reflexión y absorción
Violadas hoy las cuatro paredes con dos salidascon dos entradas momentáneamente suspendidas

Del ir y venir del fuego, envuelto en tu carne
tu vestuario negro desgarrado
se disuelve tu cuerpo en luces

Los circuitos veloces, parecían una carretera sin final un círculo vuelto elipse

Las cadenas se convirtieron entonces,
en extensiones de tus venas,
parecían órbitas fugadas,
frenéticas y veloces y rojas

eras hemorragia de luz
Secuestrabas ojos coleccionándolos en la espalda,
respirando cada mirada

Propagabas luz y calor
y había una necesidad compartida por finalizar la noche
por permanecer despiertos contemplando la transgresión del tiempo
viajando seguros en el despojo del día
por demostrar su feracidad latente
sus minutos promiscuos gestando más horas

Con el final de las llamas
la lenta mutilación de la noche
Fuiste hoy toda la energía
El eje de la luz


el motor

martes, 2 de diciembre de 2008

Dilatada

Abigail Rodríguez Contreras

I

Celebrarme unida a ti es pertenecer poco a poco el uno al otro.


Cada uno de tus cabellos es una soga que me ata,

lentamente me heredas todas las líneas desprendidas de tus labios. Las esferas esponjosas de tus ojos albergan tus pupilas, se abren para permitirme ver el fondo de las cavidades eternas, cóncavas, que se cubren serenamente cuando estoy más cerca.


II

Excavando de a poco, encuentro y borro las huellas que me anteceden. Parsimonioso, el vaho escapa y me barniza entera, adentro de los poros la música fluye de dentro para afuera. Contenida entre los dientes, resbalo mientras una parvada se abre de ti, y las flechas que nos conducen pronto escapan, vuelan, regresan.


III

Es entonces cuando todos los efluvios desembocan; de tu boca se desprenden los labios que están ahora con las líneas singulares, particulares de los míos.