jueves, 29 de octubre de 2009

Trance No. 3.5


Abigail Rodríguez Contreras

No hubo tanto negro en su espalda como ahora.
Entraba perforándole el craneo saliendo seco de la boca, coagulando, como una máquina escupidora de hielo, y te sentiste sola, buscando otra luz distinta a la tuya, pero sólo estaban las piernas abiertas de Eréndira, casi ______ (parecían piernas).
Corrías, torpemente, desesperado, tus pasos moradores de negro volando el concreto, descalzos corren, negros y espesos de su sangre celeste, púrpura casi verde viene a yagarnos a todos con su peste, con sus costras haderidas a los ojos, purulento y mustio, viene incendiado a comerse al sol, el jaguar devorador, viene, y vamos.

Pisando la carne de Eréndira, como si no hubiera otra superficie (no la hay), no hay otra ruta de carne, otra marcada por sus pierna-guias.

Enminente.

El esqueleto casi fragmentado, rueda por susmotores internos, ruge, se levanta y en ciclo como un espacio maltrazadao de sus horas encriptadas entre hielo y sal, ya duerme (de verdad que duerme).

Viene el eclipse de sus músculos maxilares a tragarlo todo (todo, todo). Ausente de sus huesos mama de la gloria de lo otro, viene su virtuosa rapidez a enguyirnos las uñas, las venas de debajo de las uñas (todo).

Vuelca su furia en el envenenamiento reiterativo de su pudor subastado (a lo otro), vuelves a consumir tu vómito.

Pudor.

Sentirte sola, (preferente se debe a la ausencia de voces internas), volátil, ante la marea de sombras y negro, casi encaje llenándote el pecho, casi túrbio ante lo nítido, yo te dejo (de verdad, ya me voy).

sábado, 17 de octubre de 2009

Trance No. 2




Abigai Rodríguez Contreras



No habrá descuentos más hondos para tu sangre que no llegar a ver como no escurre,

y no cicatriza

los homicidios del tiempo fracturan valientemente las auroras de tus venas

no funcionas con tu órbita sola

sólo fluyen tus cinturones en la tinta de quien los imagina (es decir,yo)


Todo carece hoy del más puro veneno, estás sola y llagada de olvido de tí en el mundo, estás enteramente convertida en papel para ofrecerte al agua y sólo ir al no retorno. No hay bruma más pesada que la de no cohabitar, no hay caja más cerrada y más hermética que tu cuerpo hondo y vacío, tu imaginación es un tributario fiel de esta mente, un guerrero purulento escupidor de fuego te quema de pronto con su poder de manipulación, pero no puede hacerlo, porque realmene es más fuerte el sentido tuyo de no poder manipularlo. (esto es raro)


Hay una barrera de silencios que debe existir para salibar mientras cohabitan, sin embargo hay fueras para no arrojarse al vacío, para no salvarse y volverse un ave muerta junto a la calle muy transitada de parvadas.

Sólo es una ligera racha de candidaturas para serenarte y no convertirte en el humo que le sale de su boca al guerrero fuego, sólo sucede que ahora (al parece) está pasando. Sólo tu instinto roto y casio muerto parece levantarse por primer avez para gritarte y llamar adentro de tu barril sin fondo, de tu contenedor de nada. (pero finalmente no lo hace).


Tú estas atenta a tu instinto putrefacto, imaginas sus gritos pero no pasa nada, tal y como también te has pensado cuando quieres que no ocurra lo que en verdad deseas. Entonces es sólo palidecer ante la máscara infame de tu incertidumbre, no volverte el desarrollo de todas tus imposibilidades.


Desdoblar el mundo de sus hienas, arrancarle la garganta a tu voz y sólo poseer el paladar y sus sonidos imposibles carentes de garganta. Realmente sólo quieres desarmar la máquina y remembrar la suave ola desertora de mar para entregarse a una alberca o a mil charcos sucios. (Tal vez eso quieres ser)


Una punta que al gierar se desgasta y tiembla (Eso eres) furia de hambre de comerte, desbaratar el alimento que te mata
lento,
más lento
mucho
más
lento

vomitar el alimento del escupidor de fuego,

desbaratarte toda y ofrecerte como carroña al mundo, (quieres).


Pero realmente nada funciona, nada rueda en el alto humo de su boca, porque no lo intentas y porque estás vacía espectando tu propio olvido provocado, tu disolusión en tu propio plato.


Lo peor, es que has olvidado masticar, morder y actuar.


FIN (ahora, aplausos)

jueves, 8 de octubre de 2009

Trance


Abigail Rodríguez Contreras


Pausible y muerta
Como fósil roto, iluminando sus sombra de un gajo de luz.
En nuestra mancha se vuelca el mundo mohoso. Vuela una luna invisible, aparece en centella púrpura los ojos. Ciega el sol a maría, luego aterriza en una lija su carne y su mente, horadada vuela sobre los montes calados como ella, llena de ruina y viene Dios a darle la espalda.

María es contenedora de una horda de gritos.

Viene otra escala a yagarla y en su eco prolifera esa risa reverberante, seca, y se forman mares conectados con océanos vertidos en sus cuencas marianas... más allá de las razones están las esferas que la rodean, y mar y mantra y vienen a envolverla de cal, avecinan la calma, abraza una raiz y lentamente muerta viene a marchitarse ante sus ojos.

El suelo se colapsa, su vientre cae jalando el resto de su cuerpo, su bolsa de sombras, de manos propias caracterizando otras, gravitan los silencios en sus puños cerrados, atesorandolos como rumbos oxidados en el vientre vacio y pesado mal gestado.

Cada paso es una lucha en contra del abismo, del coqueteo reiterativo de la oscuridad y sus sonidos sobre María, reina madre de tinta negra y una estrecha vaina cerrada, viene a explotar los ciclos, a purificar abnegada las cenizas de sus muertos.