sábado, 25 de diciembre de 2010

Vorágine

Arrancado del útero de esta tierra, la pérdida ha dejado abierta y frágil la mata; valiente y endeble a la fruta herida.


abigail rodrígggguez contreras


I Me toca siempre, dar la bienvenida a mis ____________; volverme una hipócrita.

II Los deseos se me conceden y sigo deseando y vuelvo a desear varias veces hasta que todos mis enemigos, llegan a sufrir al infierno; y yo sufro cohabitar, pero celebro su padecer.

III En este circo de enemistades, yo sólo puedo mirar su carne lacerada, penetrar las membranas más cerradas del infierno; hasta que son tragados y la cárcel se haya vuelto infinita y simbiótica con su dolor renovado.

IV Podría dotar tus pasos de poder; cabalgar en perros insomnes y lamer sus dolores con deseos menos maléficos; quizá más prontos para que sus padecimientos, burlen cabalmente a la  carne, trituren pesadamente el dolor ínfimo de sus quejas terrenales.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Fragmento de "perros y otras minorías"


Hoy fui a un taller de cuento y me dijeron que lo siguiente, no encajaba con el cuento, así que lo quité porque el maestro tiene razón. Pero lo pondré aquí porque me gusta y porque hoy confieso que  yo, (Abigail Rodríguez Contreras) SOY NIÑATRENZAS. Je Je Je.




Fragmento suprimido del cuento "De perros y otras minorías"


La lluvia era un cadáver mutilado, arrojado por charcos a la calle. Llegado el tiempo de la evaporación, la niña no dejaba de pensar en la sepultura inevitable del aguacero de la noche anterior. Los pasos de la perra punzaban el corazón de los sonidos lacustres, en el movimiento ondular de los charcos negros; el despertar de la calle cuatro.

Loba comprendía la razón de los ciclos que terminan, pero reinician más fuertes; más ásperos. Hay una necesaria mortandad del resto de perros de la calle, que la hace sentirse más fuerte y feroz. Escalar la montaña de muertos y en la cima; aullar para anunciarse sobreviviente, pero rota desde la garganta hasta el vientre preñado en quince ocasiones.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Autobiografía de la hipérbole


Abigail Rodríguez Contreras, Puebla, 1990

Yo nací obligada a mirar a los ojos a las bestias, acostumbrada a lidiar con todo aquello, que por salud mental se da la espalda.

Yo comprendo las suturas, el orígen de los malestares,  el dolor de moverse. Comprendo a las bestias, porque yo soy una de ellas. 

Inmersa en el desastre, suplico el final, pero una plaga del cielo fastidia nuestros planes, con su poder indeseable pudre cada soga atada al cuello, y todos los suicidios se frustran; las bestias ya no podemos decidir ni la hora de nuestra muerte. 

Negado todo, recluidos en el derrumbe de nuestras ambiciones, padecemos el hecho de colocarnos todos, entre tus dedos estalagtita; las caricias hacia nosotros nos obligan a devolverte mordidas como la única señal de amor que conocemos, esas heridas que ves, simbolizan la necesidad de estár contigo, ahogando súplicas, atragantándonos de dolor cada vez más dolor, cuantas veces sea posible multiplicarlo.

Yo no deseo apartarme, pero en la ecuación de la hipérbole, está descrita la grafía de nuestra separación, la ley finalista de este destino inalterable. En cuanto al lenguaje, sólo estoy exagerando. Tú ya sabes, tú yao conoces cómo somos las bestias.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Prefiero predicciones a mi manera.


Abigail Rodíguez Contreras

El mundo está cubierto por una gran tapa colocada ahi por los insomnes; porque intentan impedir la entrada de la madrugaa,  en su gigantesco recipiente que resguarda a todos los desadaptados.


jueves, 9 de diciembre de 2010

Ritornello


Sarertnoc Zeugírdor liagibA



Soy un apache morado

que toma sangre de mapache con toloache

una y otra vez

¿Quieres que te lo cuente al revés?



Soy un mapache apache que toma toloache.

Con la sangre morada y los ojos al revés

¿Quieres que te lo cuente otra vez?


...

sábado, 4 de diciembre de 2010

Masculinidad del yo


I
D
E
A
S

P
R
O
F
U
N
D
A
S
/
I
D
E
A
S


P
O
D
R
I
D
A
S


Abigail Rodríguez Contreras


Seguro recuerdas el día que pensé que me moría
llegaste a donarme materia prima para poetizarte
versarte viendote sin verte;
los idénticos sin verse.

en la garganta 
acumulación de deseos
opresión de los gritos que me exigen corporizarte
adueñarme de cada uno de tus escasos rezos.

Pero en ocasiones,
mi cerebro ladra engaños que ya no me creo
y en esta letanía tu nombre no envuelve,
ahorca

Para ti la sal en mis palabras
el agua y otros elementos para atraerte a mi
los imanes;
mi cuerpo entero vuelto hierro 

En otras brisas que debilitan tus intenciones con otras
yo horado tus fibras
corto de tajo las mías
en el absurdo de pensarnos solos, ayudándonos a construir puentes, especios donde virtualmente nos pertenezcamos y arrojemos las palabras imposible, absurdo e inadmisible, a las fronteras geográficas que hoy nos separan, que hoy no hacen más que desalentar los signos, depurar nuestra ferviente ansia de tenernos, de construir los puentes, los espacios donde dejemos de ser los sueños inconfesables del otro, donde develemos el génesis de los relatos que nos escondemos, donde nuestros sueños más nítidos, más integros en el recuerdo que nos genera sólo pensarnos, provoquen al fin el aliento de contarnos, de ser contados el uno por el otro con nuestras atmósferas, de gritar sin dejar de creer que somos abismos separados por vacíos, porque si continúo escribiendo esto, es porque la fé de confesarte se ha vuelto en una necesidad imperiosa para definirme en este espacio, yo no sé qué pienses tú, yo no sé por qué en esta vida regresas siempre a demostrarme que somos siameses separados, que las cirugías del destino en las que no creemos nos han suturado de una forma en que debemos regresar a esa unión prenatal del universo que nos quiere juntos. Y yo sólo espero que estonadieloleaespecialmentetú,porsupuesto.