viernes, 5 de julio de 2013

circunvalación

Traduje las vibraciones en espacios sonoros, nos entendimos y desde entonces, el lenguaje viene de la piel y el agua que nos habita y nos consume. Cada espora de luz nos va convirtiendo de a poco en tejidos del mundo, en transcripciones al pie de la letra de lo que no volverá a suceder con los nuevos ritmos marcados desde el magma de tu sed


 y desde el viento escalé la posibilidad de trazar relieves marítimos bajo el agua cristalina de todos los cuerpos. Caminamos, de la mano como caminan los ciervos, con los ojos vendados pero las posibilidades atadas a una nube en el cielo. Levitar, respiraciones de lo denso y lo


La maldad vive en el mar y en la alberca para niños.

Se me ha hecho costumbre llorar en la alberca. Bajo el agua los sonidos se anulan. Es más fácil explicar los ojos rojos.

Cuando niña temía al agua.
La gran alberca era como un hocico que nos tragaba de niños, siempre lloré y mis padres me tomaban fotografías desde el vidrio de exhibición, siempre llorando, insegura. Mis papás fotografiando el momento de la succión del monstruo acuático. Ahora no hay cámara fotográfica, espectadores. Nunca me han faltado las razones para llorar. Es difícil asumir la soledad, hacerla tangible, redondear el dolor con los dedos, cortarse con los filos y sangrar hacerse de tantas costras, de escudos y volver a ssangrar.

tir

Fui yo el responsable de convertir viejos océanos en nuevos desiertos, disfruto secar las cosas, hacerlas estériles, asfixiantes; agotarlas. Nací bajo una máquina de tortura, un orificio diminuto por donde calaba el agua hasta perforarme los huesos, la traquea, la vida. 

Desdentado el monstruo de las nubes, parecía maravilloso dejar volver la capa protectora de  mis venas.
nadaesverdad.

arc

dedos

Todo lo que poseo son mis dedos. Una vez rasqué la tierra y mis huellas desaparecieron. Me fui borrando y descubrí que hay nuevas formas de morir, desapareciendo poco a poco. 

Me gusta mirar el cielo bajo el agua, imaginar que al hundirme ya no volveré, como intentando atesorar la oscuridad como una impresión de lo que jamás conoceré. Sé, que no sólo en el oceano o en los grandes mares, sino en las lagunas y pequeñas presas con plantas que abrazan nuevos muertos, también vive la muerte.

arc