lunes, 24 de noviembre de 2008

Dg & Th

Del ejercicio con Ana García Bergua: Un texto empuja a otro texto

De Estación de la mano de Julio Cortazar




Abigail Rodríguez Contreras

DG se mueve tanto que he pensado en amarrarla. He comenzado a detestarla ultimamente, pero definitivamente no puedo. Mirarla cuando duerme me provoca amarla más que al resto de mi cuerpo.

DG siempre abre los dedos, su piel se llena de frío, las uñas son ventanas donde miro carne morada y tengo que cubrirla y cuidarla para que no sufra.

Cuando duerme al fin yo duermo. He soñado con asesinarla; no directamente. Convenzo a TH para que lo haga, así: TH comenzaría a ser importante para mi, la única.

TH toma el puñal, la corta, la destaza. Yo jamás podría.

Pero despierto después del sueño. Descubro que TH acaricia a DG; la ama quizá más que yo. Quisiera gritarle que DG es una puta, que no tiene sentimientos, que sólo manipula y juega; tiene el poder para hacerlo. Se ha vuelto, o tal vez siempre ha sido, el eje de mis desiciones. Y se corona poderosa porque sabe que la necesito siempre conmigo, que deshacerme de ella, sería sangrarme profundamente.

TH enamorada de su contraria que es la diestra, no podrá matarla, tal vez tenga que pedir ayuda para matarlas a ambas, y no soportar su amor cada vez que las lavo, corto sus uñas, o se sumergen en una copa de vino, coqueteando, seduciendose sin pudor.

Y aqui siguen este par de manos, este par de putas que hoy se tocan.

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