sábado, 9 de abril de 2016

Carassius Auratus


Todo cuanto poseo son mis dedos
una vez rasqué la tierra y mis huellas desaparecieron
me fui borrando
descubrí
son inagotables las formas de morir

desapareciendo poco a poco
me gusta mirar el cielo bajo el agua
imaginar que me hundo
y no vuelvo

//

Me horadé la boca para pasar por ahí las cuerdas
hice undos ciegos
no puedo hablar

la raíz de todos los conflictos
perfora la tierra en el encierro
una vez
fui un grito de auxilio
pero los rescatistas ya estaban muertos

cerré los ojos y desperté en una casa hecha de cenizas
los metales vueltos carne

La sanción
un diluvio de cristales en los ojos

Los nuevos días repitiéndose
como metrónomos
al unísono
diseñados para presionar

//

Hay agua/ Hay lumbre/ Hay un lodazal espeso que me prohibe respirar
Me arrastro
El agua es negra
nula luz
la profundidad ha comenzado a molerme los pies



////
NO MIRAR
NO CASTRAR LA LUZ DEL CUARTO

Vibró
acomedido de sombras vibró
un umbral de reluciente rabia terminó por destruir las olas

Nos ahogamos en la casa
flotando para conseguir, los últimos recursos de aire


Los niños rodando, como enredadera de luces
cristales hechos trizas

Descubrimos a los huérfanos
YO
huérfana primera
a los mundos ciegos que seguían rodando
en pedestal de sombras
sin sonidos
con las vibraciones fuertes retumbando la casa


NO CORRER
NO MIRAR
NO GRITAR
NO ESCONDERSE

//////

El nido de las perforaciones
el azar de no comerse los dedos después de un infarto
las nubes
los colores ardiendo
la cera en la boca y el pabilo de los ojos

pero mucho pesa el plomo de los huesos

nos hundimos y respirar era imposible

Fue extraño, nos salieron escamas, branquias,
fuimos todos peces negros

////////

Decidiste disolverme
amasarme para hacer de mi una selva
debajo de mis uñas
crecieron ramas que cubrieron mis venas
y una selva de árboles redondos
acabaron conmigo después de sobrevivir un siglo


viví siempre sobre y debajo de la tierra
después de mi propia carne
la selva siguió viviendo
no morí
no he de morir  jamás


convertida en enredaderas circulares
comencé a atraparlo todo
también
nuevas semillas donde plantar más selvas
gota a gota
lluvia, rio, océano que escapa de la atmósfera y se desborda de mí


me tejí, raíz a raíz a las ceibas
gota a gota compartimos
                      toda el alma y todo el corpus de vidas nuevas
                      cuadriculando nuestras raíces
                      todo lo atrapado
                      la vida

                      el dolor
 
                      la ansiedad

   
y descubrí
que desde el centro de la tierra
son nuevas todas las formas de morir.


//////////


viernes, 27 de junio de 2014

Brrs


Apuntes a. Sin. Importancia
Miro mi carne deslavada
Varias veces al parecer me tallé contra rocas fuertes que me fueron despintando de a poco
Todo es arena mojada
Este palacio de rocas una tundra movediza
Cae dentro de la boca una tumba de animales vivos
Herpetario de ruinas sonoras
Reptar al ojo de las atrocidades es reflejo del cuerpo
Escama a escama
De niña nací para romperme
El antecedente era carta póstuma
Antesmortem las sirenas en ultrasonido, cero piernas
No, doctor, lo blanco es azul siempre
Mi cara es un isósceles perfecto
La rama de mi vida es también un hueso frágil que se agota
Lumia
rabia dentro del círculo
En mis huesos viven los años desgastados del hueso de un niño de cinco años o de la abuela que soy.
Nací, anciananiña
Me columpié en una tabla rota
Soy
Pantano
de rocas encendidas
.,.,.,.,.-.-.-.-.,.,.,.,."."."."."."
Somos el mapa cartesiano de un continente hundido que ningún viajero poderoso ha visitado. El sueño profundo y oscuro de lo que no existe, de lo que no se cree, de lo inhabitado, de lo prematuro. Mi amor son los ojos horadados que deslavan mi cara además de los huesos translúcidos, mi amor es un espejo inhabitado. Pangea subacuática, luz de luz bajo la maleza oscura. Rotos, perforados, ahogados para siempre.
Para siempre

miércoles, 16 de abril de 2014

Espuma

Ela Bigail


paisajebajoelmar



La marcha sobre la espuma dictó con su voz de mando
que cada mundo roto habría de reestablecerse en otra selva

paramar
crisol entre los profundos
cada vez naciendo bajo el agua
bajo el mar, fondo absoluto
palpé un vestido de hielo

entre la selva navegante
semilla congelada
las nubes enraizadas a mi corazón
escribieron en la partitura de mi cuerpo  un himno de flores silvestres
aguardando en un silencio sordo
invadieron de a poco el bajo mundo

entretejiendo en un ejeŕcito de hiedras, un manantial de luz proveniente de mi misma fuente

cansado, tantas veces, subi como se sube desesperada, siendo presa de fauces colosales.


EN EL SILENCIO ABSOLUTO, LOS ALIVIOS

viajé como viajaban los hombres de mi raza
viajé por un túnel de musgo y me provoqué varias veces la asfixia
renací en el camino abandonando tantas veces como pude mi piel muerta

el musgo me ató de pies a cabeza
pronto el musgo penetró en las venas
y mi sangre espesa hizo cantar de nuevo el himno verdadero de mi raza

con fuerza canté
escalé las ramas hasta razgarme tantas veces que las notas salían de mí como una orquesta marchando por el aire


escapé del agua, el deshielo del cansancio de morir tantas veces
la penumbra, el desencanto de renacer y no sorprenderse


libre, vendí mis ojos como los vendedores han vendido a mi raza
me rompí los huesos tantas veces
que después me encontraron y me exhibieron por partes encerrándome en cristales delgados
y todas las fisuras
todas las ramas desgastadas
colgando de mi cuerpo
todo de mí fue reconstruído juntanto mal las partes
piernas y cráneo
falanges y húmeros
costillas y clavícula
rodilla y musgo

puesta en exhibición detuv los truenos que mi corazón enviaban a las nubes
tuve un sueño
era desajuste y diluvio
mi cuerpo agazapado cumpliendo sueños

luz de luz
tormenta de musgo
guía y devastación

el musgo un sueño, el de guiar a los gusanos como ruta hacia mi corazón para detener los rayos, la tormenta, el gran diluvio.

Y bajo el agua canté
el himno verdadero de mi raza
la ruta sonora de los gusanos como coro celestial bajo el agua


todos los ciegos pronuncian mi nombre
todas las nubes son comarca de mis latidos
todos los gusanos bajo el agua avanzan en himno acuático a mi corazón
patria acuática
selva celeste

agua luz camino cielo






sábado, 7 de diciembre de 2013

eaeae

Es cierto
soy sangre
soy dolor
soy una cosa negra que se arrastra
soy la costra más sucia

David tiene razón
lo he defraudado
he defraudado a mi horda de perros anfibios

debajo del agua conocí el fondo del mar y más bajé y casi congelada, tantas veces como pude palpé tumba.




que se entierra
sucia vivo y
el proceso es más lento del debido y cada tres milenios la luz habrá de perforarme los huesos como un terremoto de rabia. Toca vengar. Cada mundo como el esplendor de todos aquellos a quienes no pude volver a ver, deletrear, ir perdiendo como sombras densas. Estamos solos, todos los huesos son este presente. Horda de luz, veneno de agua.




No comprendí a ciencia cierta el dolor hasta que de repente
david dijo que yo era una costa negra destinada a salvarlos a todos

Esta vez no escaparemos
todo depende de usted
la rabia

conozco un ()()()()() que atraviesa paredes y se queda dentro

viernes, 5 de julio de 2013

circunvalación

Traduje las vibraciones en espacios sonoros, nos entendimos y desde entonces, el lenguaje viene de la piel y el agua que nos habita y nos consume. Cada espora de luz nos va convirtiendo de a poco en tejidos del mundo, en transcripciones al pie de la letra de lo que no volverá a suceder con los nuevos ritmos marcados desde el magma de tu sed


 y desde el viento escalé la posibilidad de trazar relieves marítimos bajo el agua cristalina de todos los cuerpos. Caminamos, de la mano como caminan los ciervos, con los ojos vendados pero las posibilidades atadas a una nube en el cielo. Levitar, respiraciones de lo denso y lo


La maldad vive en el mar y en la alberca para niños.

Se me ha hecho costumbre llorar en la alberca. Bajo el agua los sonidos se anulan. Es más fácil explicar los ojos rojos.

Cuando niña temía al agua.
La gran alberca era como un hocico que nos tragaba de niños, siempre lloré y mis padres me tomaban fotografías desde el vidrio de exhibición, siempre llorando, insegura. Mis papás fotografiando el momento de la succión del monstruo acuático. Ahora no hay cámara fotográfica, espectadores. Nunca me han faltado las razones para llorar. Es difícil asumir la soledad, hacerla tangible, redondear el dolor con los dedos, cortarse con los filos y sangrar hacerse de tantas costras, de escudos y volver a ssangrar.

tir

Fui yo el responsable de convertir viejos océanos en nuevos desiertos, disfruto secar las cosas, hacerlas estériles, asfixiantes; agotarlas. Nací bajo una máquina de tortura, un orificio diminuto por donde calaba el agua hasta perforarme los huesos, la traquea, la vida. 

Desdentado el monstruo de las nubes, parecía maravilloso dejar volver la capa protectora de  mis venas.
nadaesverdad.

arc

dedos

Todo lo que poseo son mis dedos. Una vez rasqué la tierra y mis huellas desaparecieron. Me fui borrando y descubrí que hay nuevas formas de morir, desapareciendo poco a poco. 

Me gusta mirar el cielo bajo el agua, imaginar que al hundirme ya no volveré, como intentando atesorar la oscuridad como una impresión de lo que jamás conoceré. Sé, que no sólo en el oceano o en los grandes mares, sino en las lagunas y pequeñas presas con plantas que abrazan nuevos muertos, también vive la muerte.

arc

domingo, 16 de junio de 2013

GRLLD

Tengo la oportunidad de redimirme cada año, me encajo espinas del cerro en las piernas y camino con la cara tapada por todo el pueblo hasta que caigo, a veces me desmayo y despierto en casa, listo para la siguiente jornada de trabajo, aguantando el dolor, para que nadie descubra que fui yo quien desfiló ensangrentado con la cara cubierta.

arc

domingo, 10 de marzo de 2013

domingo, 16 de diciembre de 2012

Siempre soy

Me horadé la boca para pasar por ahí las cuerdas. Me hice nudos ciegos, no puedo hablar.  La raíz de todos los conflictos, perfora la tierra en el encierro. Una vez fui un grito de auxilio, pero los rescatistas estaban muertos. Cerré los ojos y desperté con cenizas en el cuarto. Los metales vueltos carne. La sanación, el diluvio de cristales en los ojos. Los nuevos días repitiéndose, como metrónomos, al unísono, idénticos, diseñados para presionar. Hay agua, existe lumbre, un lodazal espeso me prohibe respirar. Camino y el agua es negra, la luz no existe, la profundidad ha comenzado a morder los pies. Me jala, con lengua áspera


*a.r.c.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Tinta

Abigail Rodríguez Contreras




Cuando lloro, escribo. Cuando me enojo, escribo. Cuando corro, no puedo escribir.

Troté y llorando con la boca cerrada llegué al cansancio. Nada pude. Mil veces recé porque no me encontraran. Pero los muchachos son todo menos débiles. Saben correr, medir el rumbo del miedo, alcanarlo. Con toda su furia patear, terminar de sangrar la herida. Caí, como caen los ciervos después del veneno en temporada de caza.

Me encontraron, tuve que elegir entre Acapulco y la clínica. Saben que detesto el sol. Me internaron. Justo cuadno necesito amigos, recuerdo que no tengo, que no puedo tener. No sé por qué, pero nunca he tenido amigos. Cristobal murió, me abandonó con todas las bestias. Garra a garra me fueron comiendo, empujándome, entre cuatro paredes, llenarme la boca de pastillas.

La primera noche fue de bruma, la mala risa, las niñas enfermas, las ancianas perdidas. Llena de suero caminé, con las piernas amarradas a la cama, me ataba a la clínica un pedestal de cadenas. Todos mis hijos son eslabones, cráneos de sal en el hielo, mi vidahielo. Me sedaron, pero la niña gritó tan fuerte, me despertó y yo no podía ayudarla. Así me di cuenta que ya era inmune a los somníferos.


Subí a piso y cambié de cuarto muchas veces. Primero tuve televisión y estaba sola. Luego compartí la habitación, regresé al cuarto, luego me tocó vivir con cuatro locas. Las bestias me dijeron que era demasiado caro mantenerme en ese cuarto. Demasiado caro fue para mi amamantarlos a todos cuando no tenían dientes para morderme.

Las cuatro locas eran fanáticas, robaron mi pluma para dibujar el símbolo de la eucaristía y muchas cruces en la sala de tele. Me culparon a mí. Otra vez las odié. Odié todo. Me prohibieron la pluma, la escritura, dibujarme las piernas y escribirlo todo, como para tragarme al mundo después de que me había sido negado. Negar todo lo negado, invisibilizarme. Ninguna tinta, ningún recurso para existir. Nadie me soporta, ni la tinta, ni mi escritura, floto.

Las locas aman el tabaco, las calma, las llena del amor que no conocieron. Se vuelven traficantes, asesinas. Una vez alguna terminó en el hospital por culpa de otra, la despojaron de su tabaco, de todo su amor por vivir.

Tengo una angustia vitalicia por seguir respirando, no termina, no se acaba. Las ventanas son altas. Lo agradezco. Algunas pacientes deambulan desnudas, defecan las esquinas. No soporto la clínica. Las manos vacías, mi vida sin mi pluma.

Cristobal murió, con las manos, con la voz que enérgica podía callarme. No puedo escriibr. No puedo dejar testimonio de mi odio, no existo, el inventario de las bestias que llevan mi apellido no será escrito.


Pensé en tinturas, me sobraba papel escondido entre el forro de un sillón del cuarto y su base de madera. Doblé una hoja y la usé como arma una vez que todas habían dormido. Me encerré en el baño y comencé a raspar la pared de yeso. Dos palabras, Cuarenta y cinco. Pero no me bastaba, las letras blancas, la pintura blanca. El bajorrelieve no me bastaba. Necesitaba tinta.

Robé todos los cigarros y con el tizne rellené cada letra, la curvatura de las vocales y las consonantes, lo llené todo, confiando en un buen castigo,  que tuvieran para mí todas las locas.