martes, 2 de diciembre de 2008

Dilatada

Abigail Rodríguez Contreras

I

Celebrarme unida a ti es pertenecer poco a poco el uno al otro.


Cada uno de tus cabellos es una soga que me ata,

lentamente me heredas todas las líneas desprendidas de tus labios. Las esferas esponjosas de tus ojos albergan tus pupilas, se abren para permitirme ver el fondo de las cavidades eternas, cóncavas, que se cubren serenamente cuando estoy más cerca.


II

Excavando de a poco, encuentro y borro las huellas que me anteceden. Parsimonioso, el vaho escapa y me barniza entera, adentro de los poros la música fluye de dentro para afuera. Contenida entre los dientes, resbalo mientras una parvada se abre de ti, y las flechas que nos conducen pronto escapan, vuelan, regresan.


III

Es entonces cuando todos los efluvios desembocan; de tu boca se desprenden los labios que están ahora con las líneas singulares, particulares de los míos.

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