domingo, 8 de marzo de 2009

Hiperbólica

:::A VICKY (Y los caracóles en sus orejas):::
En el Día Internacional de la Mujer
HIPERBÓLICA
Como si vagara, se pierde en círculos, en cada vuelta descubre algo nuevo, y sabe que en cada metro cuadrado habrá patrones de repetición, siente que hay características propias en una micra que se escapan siempre; una desilusión eterna ante una pérdida planeada.
Cada vez que te miro a Vicky no puedo evitar perderme en el profundo túnel de sus cinco dioptrías de miope. Su sonrisa inmutable como una calcomanía pegada a su carne, me hacen querer descubrir lo que oculta debajo, la verdadera piel que cubre con su máscara.
Vicky tiene faldas con cascabeles dorados, hace ruidos; una manifestación de su cadencia, del bullicio interno extendido hasta la ropa. Tiene siempre bolsas grandes donde guarda piedras y libros de sistemas de riego, separa sus lecturas con flores secas aplastadas.
Vicky aprecia las hojas, las infusiones que en su jugo revientan las propiedades que su abuela dictaba como leyes. En Vicky confluyen las sensaciones de las plantas, porque se concibe en secreto como una hoja redonda con el ápice delimitándola como otro cuerpo distinto al aire. El centro de su cuerpo se anuda en el ombligo lleno de pelusas, la nervadura infinita de su constitución refleja en si misma un fractal que se repite en sus hermanas botánicas, y las mira y las quiere. Desea, que la yema axilar de su cuerpo sea la línea vertical y concéntrica dirigida al mundo, agazapándose a una rama pegada a un tallo, y sentir las raíces de su ancestro original. Vicky siente el agua palpitando debajo, y concibe al mundo como un árbol con corazones múltiples, con venas y arterias que se tejen estrictas en cilindros paralelos y perpendiculares; un orden en mitad del caos. Por eso Vicky pisa fuerte, y su corazón es el metrónomo binario que vincula sus latidos con la danza y el ambiente.
No la entienden, se sabe próxima a una realidad que no comparte con el resto del mundo, y adecúa el suyo con el resto conectando lo que el mundo aprecia de ella; su sonrisa pegada como pasaporte hacia los túneles abyectos de su contexto global.
Y de cada letra de su nombre, se deriva una letra. Las posibilidades de reducir a su mínima expresión una ecuación muy larga, una sustitución de valores que nos llevarán siempre al mismo punto, de reversa, en contrasentido. Simplifica su existencia a una tri prima de dientes mostrando alegría. Y contagia de su ruido de cascabeles los gritos sin control, un espacio que acoge mundos sin clasificarlos. Sus verdaderos amigos, han logrado entrar a su mundo de hojas como una larva pegada a una rama, como los gusanos verdes de plaga en su corteza, no los concibe como calamidades, sino como seres que han logrado captar la misma señal de sus ideas, y son pocos, no se irán, no afectan, ya son necesarios.
Pero las voces del contexto la aterrizan a caídas dolorosas que la atan a su realidad humana, lo mágico por la comprensión absoluta de las partículas excitándose, chocando en las paredes y calentando en su frenética trayectoria los espacios inamovibles. Todos esos listones de colores trenzándose al mundo de los vivos, haciendo que no escape perdida en el trance de luz, que no escapa ni olvide. Vicky no simula su sorpresa ante lo minucioso, porque sabe que lo ínfimo constituye por si mismo un conglomerado que engrana una perfección estructural que conoce tras los cristales finos y trabajados de óptica desarrollada con pinzas. Y también lo siente, no lo concibe ahora como un conflicto entre lo racional y lo mágico, sino como una Y griega que despunta dos caminos, en una línea que ha logrado condensar sus elementos en una mezcla perfecta. La Y griega como nexo y fusión de fuerzas. Su última y favorita letra.
Yo no imagino a Vicky sin sus lentes, porque son como lupas permanentes de un detective desquiciado por encontrar el hilo conductor, la guía máxima del laberinto desparpajado de madejas en una tienda de estambres. Victoria se prefiere Vicky, porque se concibe reducida en una última letra que bifurca su alma, una línea que grafica la función original que la representa, que la personifica en el plano, un símbolo que reproduce la hipérbole, dos mundos que se desplazan contrarios, pero que resultan del mismo génesis.
Creo que eso es Vicky, pero con ella aún siendo una de sus plagas podría ser sólo una versión.