lunes, 19 de julio de 2010

La repetición de los nombres

Abigail Rodríguez Contreras


Las cosas no van bien porque uno jamás se atreve a definirse, porque las gotas de agua se definen sólo en cúmulo y no individualmente, y nosotros somos chorros de agua.

Hoy me defino como una perra coja que brinca en una pata para no mojarse la falda, pero eso no es cierto y cunado intento buscarme un significado, lo hago en silencio, me censuro incluso desde dentro para que ni mis músculos puedan escucharme.

Hay iniciales que se repiten una y otra vez hasta el hartazgo y después, justo antes de ser utilizadas de nuevo, uno de los inquilinos  de las mismas iniciales repetidas, se muda al inframundo para no volver a usar ese espacio, esas iniciales idénticas que deben utilizar otros cuerpos.

Mostrarse distinto al otro, es una prueba más subversión ante los moldes, ante las máquinas seriadas que nos tatúan en la carne sentencias primarias que llevarémos a cuestas toda la vida. Uno puede taparse los tatuajes con vendas, pero la carne siempre sabe la dolencia que causaron las agujas, una memoria para el dolor nos asocia con nuestro devenir, y aún así, nos atrevemos a contradecir lo que previamente construímos.

1 comentario:

June dijo...

me agrada mucho... encuentro el tono salino de la muerte en algún párrafo y me gusta, igual y no querías decir eso, pero mi interpretación me hace encontrarla, :)