lunes, 23 de agosto de 2010

mortandad

En la hidrográfía celeste del silencio, la electrificación parte como el inicial veneno que nos ofrece como carnada a las fauces humnas de la rutina. Y en el despertar del viaje y la caìda libre, un charco sucio nos convierte en un homogeneo caldo de muerte.

Habemos gotas que no funcionamos para alimentar a los cerdos, somos que prefieren morir durante la caìda, para que al llegar al suelo, sòlo sea cuestiòn de esperar el sepulcro.

1 comentario:

June dijo...

muy bueno, me agrada, quisiera ser una gota que cae y espera el sepulcro...