lunes, 8 de agosto de 2011

Esto era originalmente un comentario...

ely en el cambalache de libros en el pasaje del ayuntamiento, la puse porque es bonita jaja


Hace tiempo Mosca puso en su facebook el mismo enlace y yo comenté algo que será lo mismo que diré ahora. Creo que cada quién tiene derecho a expresarse como le venga en gana y pensar de la poesía lo que quiera, la poesía por sí misma tiene un sin fin de significados, por qué no lo habría de tener en cuanto a sus representaciones.

Se ha dicho aquí que la poesía debe estár fuera de las letras y es que no es que deba estár sino que ya nació fuera de ellas, la poesía se escapa del poema, va más allá, está en todos lados; sí, en la sonrisa de un niño como en el acto más violento, la poesía está en todos lados, nos sobrepasa.

Estuve colaborando hace más de un año con el programa "la invasión de los niños come-libros" en vecindades y barrios populares de Puebla; musicalizamos un cuento (música académica y una historia de amor para niños) en la apertura, a veces ayudaba a una de mis amigas que era cuenta cuentos permanente en uno de los barrios, iba también de cuentacuentos improvisada. Ellos leían dos veces a la semana a los niños y entonces en las vecindades y los barrios comenzó a ocurrir algo hermoso, niños que jamás habían leído un libro entero comenzaban a interesarse por la literatura, pero no por la literatura pesada como una definición académica, sino por la creación de nuevos mundos. Yo creo que la literatura no es una cuestión de egos ni de poetas ni de cuentistas, ensayistas o escritores en general; la cosa más importante de la literatura es la literatura por sí misma, la capacidad que tiene de crear nuevas atmósferas, de resurgir un nuevo mundo a partir de la creación.

Después que terminó ese proyecto me fui de cuentacuentos independiente junto con mi amiga EMMA a un barrio que es aún peor, se llama Xanenetla, no hay alumbrado público en muchas calles, hay mucha prostitución, niños que están todo el día en las calles, los padres son obreros que trabajan todo el día, en una vecindad viven 30 familias... Comenzamos a ir cada semana y los niños que juntabamos eran apáticos a la lectura, obviamente, sólo hablaban de lucha libre y peleas en la escuela, nos enseñaban los moretones que tenían en el cuerpo y sobre los triunfos que habían obtenido al golpearse con otros niños por diversión. Cada semana leíamos un cuento, dibujábamos, jugabamos un rato y después nos ibamos, antes que todas las banditas salieran a tomarse sus caguamas en los parques y los niños se metieran de nuevo a sus casas. No se dieron cuenta, ni ellos ni nosotros, no se dieron cuenta que esa hora en la que los libros nos unían, ya estabamos creando otra atmósfera, otro mundo donde los gatos eran de cualquier color y volaban sobre el universo y las aves eran de fuego y nos conducían por otras tierras. Ya no había cascos de caguamas al rededor porque no importaban, ya no estaban los gritos de las vecindades y hasta fueron desapareciendo de apoco los "chinga tu madre" y los moretones entre los niños.

Lo que comentaba con Curiel y Karen ese día, junto con Arturo, es lo mismo que pienso hoy, creo que la poesía y el acto poético en las calles es algo hermoso, de verdad hermoso que puede contagiar como dice Yaxkin a muchos otros, que podemos crear mucho a partir de la poesía que no se lee en mesas, en salas sin público donde sólo los poetas vuelven a leer a los mismos poetas y entonces después ¿Qué pasa? Me parece que lo que el colectivo intransigente es valioso proque ya tienen una ruta trazada, he visto por internet sus lecturas en la frontera, en las calles,el contenido de la poesía de Curiel es valioso porque se enfrenta cara a cara con su mundo, lo devela, no lo maquilla sino que intenta mejorarlo.

A mí me gustaría pensar que todos los chicos a quienes la constelación poética tocó, lo hagan con el afán de crear un nuevo mundo, con la esperanza absurda que crean que pueden lograrlo, así como yo tengo la esperanza absurda que los niños de los barrios a quienes hoy leo, mañana no estarán en las esquinas de su barrio asaltando ancianas con picahielos y reventándoles la boca a otros por quitarles el ring de sus autos.

Creo en las lecturas callejeras sí son constantes y se trabaja en ellas, si sólo son lecturas de un día, de una hora, y luego los poetas desaparecen, es algo efímero, es cierto. Pero quizá, los poetas deberíamos ser sembradores de poesía, con nuestros poemas, en otras personas, ¡Basta ya del egoísmo! ¡ya! es demasiado, estoy harta y estoy muy triste.


Yo no sé si Oscar este actuando de alguna forma por mejorar todo esto, pero es un hecho que a todos nos afecta, y algo debemos hacer, así sea distinta nuestra problemática. En México existen muchos problemas, deberíamos tener muchas soluciones.


Sólo quiero decir, al final, ya dije mucho, pero no me importa... que espero que todo esto no se convierta en una moda, y si es una moda, que llegue al punto del contagio real hasta el compromiso de un cambio verdadero, yo sólo espero, yo sólo espero...

Abigail Rodríguez

1 comentario:

Autem dijo...

Había olvidado lo que puedo compartir más allá de mi afan por escupir lo que traigo dentro.