sábado, 3 de septiembre de 2011

hag.auto.eno.

abigail rodríguez contreras


este poema se ha borrado cuatro veces y se ha borrado para siempre, cada vez que se borra estoy más enojada y sé que cuando lo lea volveré a recordar que cuatro veces escribí que mis piernas estuvieron más rotas que nunca, que nací rota pero que esta fragmentación de cada isla de mi cuerpo se vuelve más amarga. estoy enojada por las cuatro veces que me rompí y por las cuatro veces que mi lengua recorrió mis dientes buscando alivio, empujo muros dentro, me gusta recavar información sobre mí misma, a veces creo que me llamo hermetismo, me molesta no poder llorar y entonces me gusta horadarme dentro para encontrarme y sólo descubro vómitos antiguos, vestigios de mi rabia. y mi rabia se renueva y vuelvo a vomitar vestigios futuros. He pensado que mis heusos algún día servirán para que algún artesano del futuro haga de mi un material muy puro para fabricar estampas de una religión que fungirá como una mitología unívoca de un ciclo de creencias de ese artesano y entonces, fundo mi ruptura en la esperanza de una mitología donde mi soledad se convierta en el anclaje de su universo, sueño positivo a veces. entonces, llena de esperanza miro al cielo y sólo descubro parvadas negras que enmohecen los días, esas parvadas a veces vienen a mi y me gritan cosas y yo estoy harta de las parvadas. siempre he dicho que mientras todos aprendieron a volar yo aprendí a arrastrarme, seguiré haciendolo, seguiré llenándome de escamas el pecho y el torax y fundaré una comunidad de resistencia sobre mi esqueleto. me gusta la tierra, soy un gusano del silencio, soy una de esas cosas que estallan en la quietud y se entierran, en una versión autodidacta se van quemando, estoy harta de las parvadas que sobrevuelan el universo y al llegar a lo más alto, miran con su prolija vista de pájaro el mundo, pero nada es muy profundo, me gusta cavar en la tierra, me gusta andar a gatas y sacarme los ojos y después gritar pero bajo tierra, me gusta ahogarme, hacer intentos de vez en cuando, me gusta apropiarme del mundo de jesus manuel que está más cerca de la sinceridad y el hartazgo del mundo que las armas diferidas de las aves y entonces miro cómo los árboles en verdad cuelgan de las nubes, miro la vegetación de sus ojos y en el bosque tupido de imágenes del mundo yo vuelvo a enterrarme con sus árboles, sus colores que exigen pintar un mundo nuevo bajo tierra, de nuevo soy esperanza, de nuevo soy la esperanza de mi misma. me llamo hermetismo, me llamo apatía, soy una de esas cosas que a nadie importan, me tomo las cosas demasiado en serio, podría construír catedrales de mi enojo, podría construir catedrales de mi apatía, de mi exceso de compromiso, y lo hago y las catedrales crecen a lo alto y a lo ancho y entonces siempre de tajo una demolición de los espacios me fractura de nuevo y caigo y mi catedral llora, rechina dentro y se va muriendo, estoy harta de las parvadas demoledoras de mis sueños, construyo catedrales intraterrestres, soy hermetismo, no me importa, soy hermetismo, no me importa develarme siempre y cuando este cifrada, reconstruida, agotada. esto y harta de las condecoraciones de los aplausos de los ojos de las parvadas gigantes construidos que suben a diario a un pedestal de papeles y trasbambalinas se colocan los zancos y van procurando ser uno más grandes que los otros unos mas grandes que los otros unos más grandes que los otros yentonces se maquillan y se ponen mascarillas de lodo y van matando a sus hermanos van aplastandolos todos en un teatro lleno de muertos lleno de gigantes muertos la parvada renace de los fantasmas de los gigantes reconstruidos y yo no subo al teatro, he dicho, yo me arrastro y a veces grito bajo tierra pero no me pongo zancos, no jesús manuel tampoco tiene dinero para comprarse unos y entonces no nos los ponemos y vamos descubriendo cosas a gatas y me imagino sus colores en la cara, me imagino un espacio bajotierra donde los dos vamos pintando los espacios en negro de colores brillantes y nos convertimos en caballoshumanos que cabalgamos lejos, lejos, más lejos. pero la parvada sigue ahi y no es la única, una guerra de parvadas se libra sobre mi cabeza, y yo me escondo, escondo el cuerpo bajotierra, en versión autodidacta voy jalando al mundo a mi cabeza, voy jalando al mundo para ahogarlo y sólo algunas fracciones de mundo fracturado caerán, arrojo anzuelos para jalarlos desde abajo y ha funcionado un par de veces, quiero ser un eslabón que entierre colores en mi mundo. soy parte de una cadena indescisa que encontrará su cadena bajo las escamas, bajo los muros, bajo el hermetismo será mi muerte, en el umbral de los últimos minutos las catedrales habrán de constuirse lentas para no caerse,una catedral sobre de otra y otra y una catedral sobre de otra; una catedrál será una estampa de mi rabia, una estampa de alguna escena mitológica de un artesano del futuro, de mis huesos fabricarán imágenes, me convertiré en un objeto preciado para el último eslabón de mi cadena. sí lo logro, el espacio bajotierra será real, y yo podré no pensar en aves, en teatros solitarios, pensaré en bosques que cuelgan de la niebla, soy hermetismo, soy silencio, sigo excavando lento.

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