sábado, 6 de octubre de 2012

2 de n 28 ó El vaho de su respetable madre, es fétido.

La segunda nave del rastro es un útero metálico provisto de sangre. Los cuchillos van y vienen, hacedores de sangre y llanto se pasean libremente. Son la vía por la cual el hombre se determina como poderoso ante los animales sometidos, colgados de ganchos llenos de filo y muerte. Unas botas negras habitadas de los pies blancos de un joven temeroso resuenan a contratiempo con otros treinta pares de botas, y al tiempo entran llantos y aullidos de los cerdos que cada tanto se repiten y vuelven a formas idénticas, formando inconscientes una fuga de música triste y pesada.
Le gustaría pensar que Felipe está cerca, acariciarlo y sentir en la piel de cada cerdo el pelo áspero y

*Escrito en 2009/ ---> conversión 2012


Abigail Rodríguez Contreras
(Apuntes para la reconstrucción de un rastro)

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